martes, 2 de diciembre de 2008

La violencia de género que desde 1992 hay en Ciudad Juárez y Chihuahua se expresa por la marginación en el desarrollo, la agresión física, sicológica y sexual, la privación de la vida y la falta de justicia penal. Son casi trescientas mujeres/niñas asesinadas en la frontera y centenas de desaparecidas. Fenómenos que se expresan también en la capital.
Desde que se dieron los primeros asesinatos los hemos denunciado y exigido: seguridad para la vida e integridad de las mujeres; fiscalías especiales con personal que tenga perfil profesional y éitco; políticas públicas de prevención; atención expedita a las denuncias de desaparición; asignación de presupuestos suficientes; acabar con la clasificación de las víctimas que minimiza el problema; esclarecimiento de los homicidios y castigo a los responsables.
En noviembre se encontraron ocho cadáveres. La dudosa identificación que hicieron las autoridades se echa por tierra con los resultados de los exámenes de ADN. Las familias reciben un agravio más, no saben a quien sepultaron. La siembra de evidencias en un caso de asesinato en la capital, junto a la protección brindada por la autoridad a la comandante responsable, reafirma nuestra convicción NO HAY INVESTIGACIÓN SERIA Y RESPONSABLE.
A la negligencia para investigar los feminicidios y desapariciones de mujeres se suma la actitud arbitraria y represiva de la autoridad estatal. Las organizaciones sociales hemos sufrido una campaña permanente de desprestigio, amenazas y represión. Desplegados pegados con recursos públicos dan cuenta de ello.
El 11 de marzo fue semiquemada una cruz con 289 clavos que instalamos en noviembre, como recordatorio de las mujeres asesinadas y de la incapacidad de la autoridad para garantizar la seguridad, particularmente de las mujeres. El 21 de junio fue robada la cruz, al amparo de la noche y frente al Palacio de Gobierno, cuando protestamos por el robo, un grupo de hombres con camisetas de la Alianza por Juárez y mujeres armados con palos y bates nos rodearon y estuvierona punto de golpearnos. La noche del 15 de junio un comando de ocho hombres de negro, encapuchados, con armas y lámparas de rayos infrarrojos, en una operación comando, escaló los muros de la ex planta de aceros, golpeó, amordazó y amarró a cinco veladores y se llevaron la cruz que se fabricaba para colocarla nuevamente en la Plaza Hidalgo en la ciudad de Chihuahua.
La utilización de grupos paramilitares, lo mismo con bates que comandos encapuchados, habla del clima de represión y autoritarismo que vivimos en el estado de Chihuahua.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Hola chic@s!

Este es mi blog, pero ya pronto tendréis el vuestro.

Hasta pronto

Lola