El equipo de historiadores y arqueólogos que han buscado los restos de Lorca en Alfacar (Granada) han llegado a la conclusión de que dichos restos no se encuentran allí. Su biógrafo Ian Gibson dijo que estaba enterrado aquí ya que en 1966 se lo reveló un presunto testigo.
Hace algunos años se inició un debate sobre la memoria histórica que enfrenta a dos posiciones. Por un lado los que opinan que el trauma humano y social originado por la Guerra Civil y la dictadura franquista no acabará hasta que se identifiquen todas las victimas y se establezca la responsabilidad de los culpables. Por otro lado están los que piensan que la ley de amnistía del 77 y el espíritu de la transición reflejado en la constitución del 78 supuso la reconciliación de todos los españoles.
Basándose en la ley de la memoria histórica se ha procedido a exhumar los restos de Lorca, probablemente la victima más conocida de la Guerra Civil.
Sin embargo el error nos debe hacer reflexionar sobre los riesgos y límites de la memoria histórica.
Es muy respetable rendir culto a los muertos, aunque para evocar a los difuntos, lo más importante es la memoria que nos queda de su vida y de su obra, aquello que ha ido sembrando poco a poco a lo largo de su existencia.
Lorca está, sobre todo en sus poemas, en sus obras de teatro, en su poesía lírica y hasta en sus dibujos y canciones, además del recuerdo personal.
Lo importante es que se sepa que lo asesinaron por defender sus ideas republicanas, por acercar la cultura al pueblo, por su anticonstitucional manera de vivir. Lorca ha sido un símbolo de la libertad frente a la oscura España fanática que también supo retratar en sus obras.
Hay que respetar a su familia. Ningún interés en exhumar sus huesos, sólo en guardar su memoria.
Su sobrino Manuel Fernández Montesinos, cuyo padre, alcalde republicano de Granada, fue asesinado 4 días antes que el poeta, dijo muy claramente: "Lo que hay que hacer con Lorca es leerlo y saber por qué está en una fosa común. No nos parece necesario exhumar tumbas para saber que los generales levantiscos eran unos asesinos".