La vivienda es un bien duradero que tiene una gran transcendencia para todas las personas debido al coste económico que supone su adquisición y conservación. La adquisición de una vivienda puede ser en propiedad o en alquiler.
En la vivienda pasamos gran parte de nuestro tiempo y sus condiciones físicas influyen directamente en las personas que la habitan.
Antes de adquirir una vivienda, tanto si es de alquiler pero sobre todo si es de propiedad, tenemos que tener en cuenta una serie de aspectos que van a influir en nuestra calidad de vida:
Entorno físico: que los ruidos no sean excesivos, que esté distante de posibles focos de contaminación, que el acceso a los servicios de transporte sea bueno, que tenga dotaciones comerciales cercanas para el consumo diario, ...
Características del edificio: que las condiciones ambientales, de acceso y de construcción del edificio sean buenas.
Distribución interna: que la organización de los diferentes espacios sea racional.
Orientación: una buena orientación es la que permite aprovechar gratuitamente la energía solar durante el invierno.
Ventilación: que la disponibilidad de ventanas sea la adecuada para una ventilación rápida de toda la casa.
Materiales de construcción: que sean de calidad, que su colocación sea la adecuada, que estén acabados suelos y techos, que las instalaciones de fontanería y electricidad sean de calidad.
Aparte de lo que se paga por alquiler o compra, el uso y disfrute de una vivienda trae consigo otra serie de gastos que comienzan desde el primer momento: luz, agua, teléfono, gas, comunidad, contribución, mejoras, etc. Todo forma parte de su conservación.