En un paredón de olivos
mataron a Federico,
cien gitanos, sombras negras,
acompañan su martirio.
Corren diez balas de nácar
por su cuerpo inmaculado,
su cuerpo inmarcesible
de algodón destrozado.
Que no quiero verlo, que no.
La luna baja al barranco
dejando enlutado el cielo,
fugaces estrellas lloran
de la tierra al firmamento.
Que no quiero verlo, que no.
En la noche rota vuelan
pájaros ciegos de luto,
alforjas de barro esparcen
el dolor por el aire sucio.
Lagrimas suaves de jazmín
tejen un manto en la arena,
con las sierpes y las raíces,
para recoger su pena.
Que no quiero verlo, que no.
David Romero
2 comentarios:
muy bie por tu comentari que lo as hecho bien
Hola Lola, gracías por mandar tu blogger, y que sepas que me encanta Federico García Lorca, y la poesía que tienes escrita, me llena mucho, te mando un saludo y te deseo un buen fin de semana-
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